Los seres humanos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo pensando sobre aquellas cosas que no podemos controlar, el tiempo, el pasado, el gobierno. Ni hablar cuando queremos que otra persona cambie esperando que sea como creemos debe ser.
Al no estar dentro de nuestro ámbito de influencia quedarse en esos pensamientos no conducen a nada y mucho menos cuando, esos pensamientos, nos generan emociones y estados de ánimo que nos tiran para abajo y no accionamos.
Salir de esa situación, implica utilizar la única libertad que nadie puede arrebatarnos, la libertad de elegir. Elegir la actitud que vamos a tomar cuando esas situaciones se presenten.
Cuando vamos por la vida enfocado en lo que no controlamos, buscamos culpables de lo que nos sucede en el otro, en el afuera, cuando la única solución la tenemos dentro nuestro.
Si estás muy enfocado en las cosas que no podés controlar, respirá y pregúntate: ¿qué puedo hacer para modificar esta situación? Si la respuesta es nada, entonces vuelve a respirar y suéltalo, dile adiós.
De esta manera vas a enfocarte solamente en aquellas situaciones donde puedas hacer algo, situaciones que están dentro de tú ámbito de influencia. Y cuando te enfoques en ellas estarás construyendo tu vida.
Una buena analogía sobre esto son los juegos de cartas.
Cuando recibes las cartas, no esta bajo tu control recibir las que quieres. Imagínate echando la culpa de eso al destino, al pasado, al que reparte, nada logras de eso.
Nuestra elección es como hago lo mejor para jugar la mano que me han dado y hacer las paces con los pensamientos negativos. Ahí radica nuestro poder.
¿Cómo vas a jugar la próxima mano?
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