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Foto del escritorGustavo Picolla

¿Por qué no te conviertes en el Líder que quieres ser?

¿sabes en qué Líder quieres convertirte?

Tal vez te parece una pregunta ingenua, pero me ha sucedido varias veces que al hacer esta pregunta la respuesta sea “quiero convertirme en un mejor líder”, y ¿qué es ser un mejor líder?, repregunto, “No sé, mejor.”

Si no tienes claro que líder quieres ser, arrancamos mal. Lo primero que debes tener es claridad en saber quién quieres ser.

A partir de ahí, hay dos cosas que debes tener muy en cuenta.

1. cambiar una conducta significativa es algo muy difícil de lograr. Piensa en algún cambio que quisiste hacer en tu Vida. ¿cuántas veces te levantaste la mañana diciendo hoy empiezo y al final del día no hiciste nada? ¿Cuántas veces dijiste el lunes empiezo? ¿Cuánto hace que tienes pendiente ese cambio? Un cambio de conducta significativo es muy difícil de lograr.

2. nadie cambia si no quiere cambiar. ¿cuántas veces viste cambiar a alguien que le dijiste de cambiar? Si tu motivación viene desde afuera hacia adentro, si cambias porque el entorno lo pide, el cambio no va a suceder. Para que suceda debe venir de adentro, sentir que quieres convertirte en el líder que quieres ser por sobre todas las cosas.

Dicho esto, debes asumir que hay ciertas cuestiones que no debes dejar de considerar.

La primera, mañana las cosas serán iguales a hoy. Pensar, por ejemplo, que cuando cumplas los objetivos que tienes que cumplir en el trabajo vas a tener más tiempo es algo que no va a ocurrir, porque habrá nuevos objetivos que cumplir.

La segunda, ten en cuenta que la persona que sos planificando, no es la misma persona que sos ejecutando. El que planifica está en un contexto distinto del que ejecuta y hay que tenerlo en cuenta al momento de plantear el cambio.

La tercera, te va a llevar mucho tiempo lograr el cambio. Así como la semilla plantada necesita de tiempo para desarrollarse y ser cosechada, así es el proceso para que puedas lograr convertirte en quien quieres ser. Los cambios no ocurren de un día para el otro.

La cuarta, como dice Marshal Goldsmith, debes tener en cuenta la alta probabilidad de que se produzcan situaciones de baja probabilidad. Una crisis, una enfermedad, la pandemia que estamos viviendo son situaciones que normalmente las calificamos de baja probabilidad de ocurrencia, pero ocurren.

La quinta, pon atención a tus creencias adormecedoras. Piensa en esto, cuando no cumplimos con un compromiso asumido con alguien, lo primero que hacemos es poner escusas: “llegué tarde por el tráfico”, “no puede venir a la reunión porque me demoré de otra reunión” etc. Cuando no cumplimos con nosotros mismos lo que nos decimos son las creencias adormecedoras, adormecen cualquier cambio. Por ejemplo: “hoy es un día especial voy a comer ese alfajorcito de dulce de leche y mañana sigo con la dieta”, “no me voy a distraer y no ocurrirá nada inesperado”, “lo entiendo, así que lo haré”, “tengo fuerza de voluntad y no me dejaré llevar por cualquier tentación”, “estoy entusiasmado, así que no me cansaré”, “si no puedo lograrlo, por lo menos soy mejor líder que Carlos”.

La sexta, no subestimar al entorno. Hay determinados momentos que el entorno nos crea a nosotros, y otros donde nosotros creamos el entorno. El entorno va a estar continuamente enviándote impulsos para distraerte, debes ser consciente de ello y de elegir el comportamiento con el que vas a responder.

Si estas abrumado con todo lo anterior, te voy a dar una ayudita.

Pregúntate: ¿qué debes crear?, ¿qué deber preservar de lo que eres?, ¿Qué debes aceptar porque aunque quieras no puedes cambiarlo? ¿qué debes eliminar?

Una vez que lo tengas claro, hazte la siguiente pregunta: “¿estoy dispuesto en este momento a invertir mi energía en hacer una diferencia positiva en este tema?

Si la respuesta es SI, adelante. Si es NO, suéltalo.

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