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Foto del escritorGustavo Picolla

Solo los errores conducen a la verdad



En las vastas extensiones del interior de Australia, en un tiempo antes de que las ciudades y carreteras fragmentaran la tierra, vivía una tribu conocida como los Nunga. Estos eran guardianes de las tradiciones antiguas, maestros de la sabiduría transmitida de generación en generación.

En el corazón de la tribu, se encontraba un joven llamado Tariq, ansioso por aprender y comprender los secretos de su gente. Desde temprana edad, Tariq había sido instruido por los ancianos en los caminos de su tribu: cómo interpretar las estrellas para navegar, cómo rastrear a los animales en la tierra árida y cómo honrar a los espíritus de la naturaleza que los rodeaban.

Un día, el anciano sabio de la tribu, conocido como Jinari, llevó a Tariq a lo profundo del desierto. Allí, entre las dunas de arena y los viejos árboles retorcidos, comenzó su verdadero aprendizaje. Jinari no enseñaba con palabras, sino con experiencias. Invitó a Tariq a observar y participar en la danza del viento y las sombras cambiantes de las nubes. Le enseñó a escuchar el lenguaje de los pájaros y a interpretar las señales dejadas por los animales del desierto.

Día tras día, Tariq absorbía las lecciones de Jinari, aprendiendo a ser paciente, observador y respetuoso con la tierra y todas sus criaturas. A medida que las estaciones cambiaban y el ciclo de la vida continuaba, Tariq creció en sabiduría y comprensión.

Una noche, bajo un cielo estrellado, Jinari se sentó con Tariq alrededor de una fogata crepitante. Mirando las estrellas brillantes sobre ellos, Jinari habló en voz baja: "Tariq, has aprendido mucho, pero tu viaje de aprendizaje nunca termina. La tierra y el cielo son nuestros maestros eternos. Sigue buscando el conocimiento en cada hoja, en cada grano de arena, y nunca olvides que somos parte de algo más grande que nosotros mismos".

Con estas palabras, Tariq comprendió que el aprendizaje en la tribu no se limitaba a una tarea o una habilidad específica, sino que era un viaje continuo de conexión con la tierra y con uno mismo.

Desde ese día en adelante, Tariq siguió explorando, aprendiendo y compartiendo las lecciones de su tribu, llevando consigo el legado de sabiduría de los Nunga mientras caminaba en armonía con la naturaleza y el universo.

 

Al igual que en la tribu, en la empresa el aprendizaje debe indefectiblemente ser un viaje continuo. Y para esto el líder debe comprometerse a enseñar, a aprender y a accionar y cometer errores.

El líder debe comprometerse a enseñar, a transmitir lo que sabe. Al igual que el anciano sabio de la tribu, el líder debe enseñar a quienes lidera para que el conocimiento se esparza por la organización y pueda perdurar en el tiempo. 

 Asimismo, ese mismo líder también debe estar dedicado al aprendizaje. La credibilidad del líder se basa en su compromiso en mejorar sus propias habilidades. En el mundo vertiginoso de rápidos cambios tecnológicos no basta con la competencia y la experiencia, la empresa necesita que los líderes desarrollen constantemente sus propias habilidades. 

 La apertura al aprendizaje requiere una voluntad, de hecho un compromiso, para que un líder diga: "No sé".  Al permitirse decirlo, establece la oportunidad para aprender algo nuevo, pero también brinda a los liderados de la empresa la oportunidad de enseñarle al líder, lo que perpetúa la cultura del aprendizaje y la enseñanza en todos los niveles. Esto es especialmente relevante hoy en día, ya que las diferentes generaciones que trabajan juntas pueden ganar tanto, si no más, del conocimiento de los miembros más jóvenes de la empresa como los más jóvenes pueden obtener de sus mayores. 

Pero claro, reconocer que algo no se sabe podría crear una sensación de vulnerabilidad.  Pero hay una gran fuerza en la vulnerabilidad, establece la oportunidad para que el líder aprenda algo nuevo y, además, engrandece su liderazgo.

Trabajé en una empresa donde me enseñaron que siempre tenía que mostrar que era inteligente, el más inteligente de la sala, y que para eso jamás debería decir que no sabía algo. Un derroche enorme de energía. Pero el día que comprendí que eso era una estupidez me sentí libre para relajarme, libre para escuchar, libre para incorporar nueva información, incluso de cometer mis propios errores. 

No existe aprendizaje si no se acciona y se comete errores. Por eso, el error deber ser considerado una oportunidad de aprendizaje. Es la manera en que las empresas pueden crecer y lograr una posición en un mercado muy competitivo.

Jules Verne escribió una vez: “La ciencia se compone de errores, pero son errores que es útil cometer, porque poco a poco conducen a la verdad.” 

 

Te invito a que analices cómo ocurre el aprendizaje en tu empresa.

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