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El impacto en la escucha que tiene quienes somos

“No vemos las cosas como son, sino como somos” es una frase de Jiddu Krishnamurti que describe claramente los filtros con que cada uno de nosotros vemos el mundo y como lo interpretamos.

Todos tenemos esos filtros, aunque no somos conscientes de ellos. Se van formando en nuestro cerebro a medida que transcurre nuestras vidas en función de las vivencias que hemos vivido. En consecuencia, estamos condicionados oír nuestras experiencias o suposiciones al momento de tomar decisiones o de interpretar diferentes situaciones. Lo peor es cuando pensamos que como vemos las cosas es “la realidad” y queremos convencer a otros en forma inflexible. ¿Recuerdas cuándo hablamos de arrogancia durante el mes pasado? Bueno en eso nos convertimos cuando no somos conscientes de nuestra limitación.

Habiendo abordado este tema, podemos concluir que en la escucha existe una brecha entre lo que dice el orador y lo que escucha el oyente.

El orador transmite su mensaje dándole el sentido que busca transmitir. Ese sentido esta influenciado por la forma en el orador interpreta el mundo en función de sus filtros de percepción. El oyente a su vez le da sentido a lo que escucha de acuerdo a sus propios filtros de percepción. Por lo tanto, ambos sentidos son diferentes y debido a esto siempre habrá una brecha entre el orador y el oyente.


“Uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha”


No saber o no comprender la existencia de esta brecha es lo que daña las relaciones. No se comprende el cómo, porqué, qué fue lo que faltó o que se podría haber hecho sintiéndose las partes víctimas de una tragedia que posiblemente se podría haber evitado.

Ahora bien, al ser conscientes de la brecha indefectiblemente afloran los dos atributos de la personalidad que analizamos durante los meses de febrero y marzo: la humildad y la responsabilidad.

Al reconocer que somos seres que vemos el mundo diferente, reconocemos que indefectiblemente surgirán diferencias que deberán ser respetadas para poder zanjarlas. Solo desde la humildad podremos lograrlo.

En la medida que comprendemos la existencia de brecha surge la responsabilidad de hacernos cargo de esta, monitorearla y gestionarla para que no adquiera dimensiones insalvables.

Estos atributos personales son las dos herramientas que disponemos para enfrentar el problema de la escucha.

La pregunta es ¿Cómo hacemos para reducir la brecha?

La respuesta te la daré en la próxima newsletter.

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