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La historia de un amigo

Hace unos cuantos años conocí a un CEO de una empresa argentina con el cual, luego de varios encuentros donde conversábamos sobre temas que nos apasionan, el liderazgo, nos hicimos amigos.

En una de las primeras conversaciones me contó la historia de cómo había hecho para cambiar la cultura de la empresa que lideraba.

Durante muchos años trabajó en esa empresa comenzando por puestos administrativos. La gerencia de la empresa, de ese entonces, sin proponérselo había construido una cultura que era aceptada pero no compartida por todos.

Me contaba que el mando y control era lo que primaba en las decisiones combinado con carencia de respeto por el tiempo de las personas, represión y abuso de poder. El estricto control era la norma y el error era castigado. La consecuencia de estos comportamientos fue que las personas sintieran miedo y ocultaban los errores. Simplemente una cultura tóxica.

La paradoja de esto es que no había mucha rotación porque los sueldos que se pagaban eran muy buenos, y como en todo país con las características del nuestro, las personas resistían por un muy buen sueldo ya que conseguir trabajo y además con similar remuneración no era fácil.

Recuerdo que le pregunté por qué había elegido quedarse dado su expertise.

Me respondió que al principio fue por el sueldo y los bonos a los que accedía pero que después fue por el desafío de llegar a ser CEO y cambiar la cultura.

Así transcurrieron unos cuantos años hasta que llegó el día de asumir el puesto de CEO. Ahí comenzó a trabajar en el desafío que se había propuesto.

Estaba convencido que si lograba desarrollar una cultura centrada en valores y ponía el foco en las personas haciéndolas sentir importantes y fomentando su desarrollo, la efectividad, tanto de estas como de la empresa, mejoraría.

Decidió trabajar en desarrollar la visión y los valores de la empresa, para lo cual involucró a todos los empleados de la empresa. En varios días de trabajo la empresa tenía visión y valores definidos.

Seguidamente abrió espacios de conversaciones con grupos de empleados que pertenecían a diferentes sectores de la empresa, para escuchar en forma directa cuales eran las cosas que se hacían y los sistemas implementados que contradecían los valores definidos. Me decía que fue una experiencia increíble puesto que era la primera vez que personas con mucha antigüedad eran escuchadas y se sentían importantes. Mucho agradecimiento recibido.

Siendo consistente con lo definido y realizando una serie de acciones tendientes a fortalecer los valores, fue construyendo un ambiente de trabajo donde la confianza iba incrementándose, lo que permitió el desarrollo de ideas tendientes a mejorar la efectividad de la empresa enfocada en el servicio al cliente.

Tan notorio fue el cambio que era reconocido no solo por los clientes sino también por los stakeholders de la empresa.

Luego de seis años, mi amigo sintió que la cultura había cambiado y que su desafío estaba cumplido.

Un par de años después salió de la empresa con el orgullo de haber logrado lo que se había propuesto y por lo que había soportado una cultura tóxica.


Recuerdo que al tiempo de su salida tuvimos la oportunidad de conversar y le pregunté cuáles eran las lecciones que había aprendido con su experiencia. Me respondió lo siguiente:

  • Cuando un líder está convencido y comprometido con la cultura que quiere desarrollar, seguramente la logra.

  • Para lograrla debe tener, además, disciplina y paciencia.

  • Que el compromiso de las personas es correlativo con el nivel de importancia que les da el líder

  • Que las personas responden a los comportamientos del líder de turno. Las mismas personas pueden comportarse en forma diferente con solo cambiar a su líder.

  • Que la cultura de la organización es como la confianza, lleva mucho tiempo desarrollarla y unas pocas acciones de un nuevo líder bastan para destruirla

  • Que un buen clima de trabajo facilita la efectividad de las personas.


Una pequeña historia que demuestra que no importa el contexto con el que te enfrentes, siempre que un líder, de cualquier nivel jerárquico, esta convencido y comprometido con la cultura que quiere implementar en su equipo, logrará implementarla.

En mi opinión, siempre y cuando sea humilde, disciplinado, tenga coraje y paciencia.

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