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Lograr el Equilibrio

Victor Frankl, fue un psiquiatra judío, autor del libro “En busca del Sentido”. Encerrado en los campos de concentración nazi fue sometido a situaciones repugnantes para cualquier ser humano. En ese contexto en el que estaba viviendo, comenzó a tomar conciencia de lo que denominó “la libertad última”, esa libertad que los nazis no podían quitarle. Ellos podrían controlar todo su ambiente, hacer lo que quisieran con su cuerpo, pero lo que nunca iban a poder quitarle era su libertad de elegir que actitud tomar ante lo que vivía.


El universo vive en equilibrio, como el yin y el yan, y siento que este momento que estamos viviendo nos ha desequilibrado mas de lo que pudiéramos haber estado. Pensemos lo que sucede con los encierros en los hogares. El que esta solo quieres estar acompañado y el que esta acompañado quiere estar solo. Es claro, no es bueno todo de algo o todo de lo otro. Lo bueno es estar en equilibrio

Estamos encerrados con la incertidumbre de no saber qué va a pasar, cuando va a terminar la cuarentena, bombardeados de noticias terribles y tal vez enojados. Ante esta situación, es lógico el desequilibrio. lo que más debemos lograr es el equilibrio.

Pensemos que pasa con las empresas

Este grado de incertidumbre impacta no solo en los dueños y líderes de las empresas, sino también en las personas que las conforman.

Este pensamiento, que invade a los empleados, sobre ¿qué pasará después de la cuarentena? ¿de la pandemia? ¿la empresa donde trabajo estará preparada para superarla o en cualquier momento recibiré el telegrama de despido como sucede hoy en algunas empresas? Todas estas incógnitas son una realidad en la diaria de las personas que tienen un trabajo, aunque como pasa en la mayoría de las empresas, aún en tiempos sin pandemia, estas cosas no se comentan por miedo a…. Y este es un gran problema que el liderazgo debe imperiosamente resolver por infinidad de causas que lo justifican que van desde la seguridad psicológica de las personas hasta la posibilidad de evitarle a la empresa sucesos desastrosos.

En este momento de incertidumbre estoy convencido de qué los líderes pueden demostrar qué tan líderes son.

También debemos entender al CEO, al dueño de la empresa, porque estos también están padeciendo los efectos de la crisis, tanto a nivel empresarial como personal. Su accionar esta enfocada en analizar cómo está financieramente la empresa, necesitan saber como esta su flujo de fondos, cuánto tienen invertido, su capital de trabajo, etc. Así pueden planear como superar esta situación que están atravesando. Todo este accionar es absolutamente comprensible y es lógico que así sea.

El tema es el cuidado de los desequilibrios que hablaba al comienzo de la nota, porque cuando el foco se pone exclusivamente en los números de la empresa quien asume el mando de las decisiones a tomar es el presupuesto. Esta situación, a mi entender, lleva a un círculo que considero vicioso porque si ajusto mis gastos, el rendimiento va a ser menor y los posibles ingresos a lograr, también van disminuyendo. Como disminuyen ajusto más los gastos y la rueda sigue de la misma manera. Lo que nos lleva a un punto donde la quiebra puede ser la conclusión de ese círculo.

Este accionar pesimista impacta en los talentos que forman la empresa, generando desmotivación y posiblemente la pérdida de estos. Ergo, si la empresa supera la pandemia tendrá que enfocarse en recuperar el talento perdido, cosa que sabemos que no solo no es fácil de lograr sino que también implica costos importantes.

Al leer esto, y si es empresario, posiblemente este pensando que fácil es decirlo, te quiero ver en la diaria como lo haces.

Lo entiendo perfectamente y es lógico que sea así.

Igualmente, considero que hay forma de lograr el equilibrio. Quienes me leen o me escucharon en alguna conferencia saben que estoy convencido que el equilibrio entre la estrategia y la cultura es lo que hace a las empresas ser exitosas. En este sentido, me gustaría compartir una historia.


Bob Champan era el CEO de Barry-Wehmiller, una empresa manufacturera de EE. UU., durante la crisis del 2008. Debido a la recesión, la empresa perdió gran parte de sus pedidos de un plumazo, un gran problema porque no podía mantener su mano de obra y debía ahorrar diez millones de dólares.

Entonces Bob pensó, ¿Qué haría una familia amorosa si uno de sus miembros estaría pasando por una crisis? Todos colaborarían para que cada uno sienta un poco de dolor y que así nadie tuviera que soportar sólo todo el dolor.

Entonces, implementó un programa de licencias. Todos los empleados desde el CEO hasta el último en la jerarquía estaban obligados a tomar cuatro semanas de vacaciones no remuneradas, pudiéndola tomar en cualquier momento que quisieran.

Envió un mail a los empleados hablando sobre la crisis y comunicándole lo que iban a hacer. Pero no fue la manera en que Bob anunció el programa lo que importaba tanto, sino lo que dijo: “es mejor que todos debamos sufrir un poco a que cualquiera de nosotros tenga que sufrir mucho”. Bob redujo su salario al que tenía cuando comenzó su carrera en Arthur Andersen hasta la recuperación.

Los empleados se sintieron aliviados y la moral subió. Ahorraron veinte millones de dólares y lo más importante fue, que cuando la gente se sintió segura y protegida por el liderazgo de la organización la reacción natural fue confiar y cooperar. Espontáneamente, la gente empezó a intercambiar entre sí. Los que se podían permitirse más semanas intercambiaban con los que podían menos. Algunos se tomaban cinco semanas para que otros se tomaran tres. Esa medida generó una gran unión, donde todos, como una familia, saldrían adelante. (podes ver esta historia en https://www.youtube.com/watch?v=or6YoXfHWSE)


Puedes hacer lo mismo que Bob poniendo el foco en el propósito, haciendo que él sea el jefe. Porque cuando el propósito esta el mando no solo estarás mirando la situación financiera de la compañía sino también lo estarás haciendo en la cultura.

Al hacer esto implementaras un círculo de seguridad, porque estarás dando certidumbre a las personas a través del mensaje implícito: “haremos lo imposible por resguardar los puestos de trabajo.”

Debemos entender que somos seres emocionales que razonamos, la gente tiene miedo, tiene incertidumbre por lo que puede pasar. Por lo tanto, debemos darle certidumbre dentro de la incertidumbre. Enfocado en el propósito vas a abrir tu corazón, vas a decir las cosas como son, que está sucediendo, lo que puede suceder, lo que puede llegar a venir. en definitiva decir la verdad. Al hablar con claridad estarás generando confianza en la gente y, por ende, al igual que en la historia de Bob, la gente va a cooperar y a solidarizarse. Porque si hay algo que nos pasa a los seres humanos proactivos cuando estamos en momentos como estos, es que nos aflora la solidaridad y ayudamos a aquellos que mas lo necesitan.

Entonces, cuando el propósito esta al mando aparece el líder, lo que resulta en un efecto optimista que motiva a las personas porque sienten que algo pueden hacer, que pueden aportar ideas que son inimaginables en un contexto donde el que manda es el presupuesto.

Mira lo que pasó luego del huracán Katrina

Durante semanas y meses, la vida cotidiana fue una lucha, no solo para encontrar comida, ropa o pañales, sino también para encontrar el dinero para pagarlos. No había electricidad, así que no había forma de que funcionen los sistemas de tarjetas de crédito. Las sucursales bancarias se inundaron y los cajeros automáticos quedaron destrozados, por lo que no había forma de obtener efectivo.

De esta situación desesperada surgió una respuesta inspirada por parte de los empleados de Hancock Bank, un banco comunitario con sede en Gulfport, Mississippi, con raíces en 1899. En los días inmediatamente posteriores a Katrina, los empleados del banco, que tenían que lidiar con sus propias crisis personales, buscaron los pisos, los cajones y las bóvedas bancarias en las aproximadamente 40 sucursales de Hancock que habían sido destruidas por la tormenta, junto con los restos anegados de los casinos locales. Recogieron todo el efectivo húmedo, fangoso y sucio que pudieron encontrar, y lo metieron en bolsas de basura de plástico. Conectaron lavadoras y secadoras a los generadores, colocaron hileras de tablas de planchar y limpiaron y plancharon suavemente el efectivo, ¡literalmente lavaron dinero!

Luego instalaron mesas plegables y lonas fuera de las sucursales y distribuyeron efectivo a cualquiera que lo pidiera, a pesar de que casi nadie tenía una identificación, ya que todas sus pertenencias habían sido arrastradas. No había sistemas informáticos, por lo que los empleados registraron los "retiros" en trozos de papel con el nombre, la dirección y el número de Seguro Social de cada persona. La operación improvisada de Hancock distribuyó más de $ 42 millones en efectivo "lavado".

En realidad, esta expresión popular de ingenio y humanidad hizo que el banco y sus clientes se sintieran orgullosos. Hancock recuperó más del 99.5% del efectivo que distribuyó. Sus depósitos y activos se dispararon: cuando los clientes, o no clientes, fueron a una sucursal para devolver el dinero, estaban tan agradecidos que abrieron una nueva cuenta, la agregaron a una cuenta existente o usaron el banco para su próximo préstamo para comprar su automóvil o casa. El paradigma era: “Estabas allí cuando te necesitaba. Vas a ser mi banco ". En el año posterior a la tormenta, los depósitos crecieron en $ 1.5 mil millones.

El resultado final: los actos prácticos y útiles de amabilidad son buenos para la humanidad y buenos para los negocios. Los actos de bondad también son buenos para las personas que los realizan, y cuanto más tangible sea el acto, mejor.


En el cierre de un evento que participe, el facilitador puso una canción para que reflexionemos. La canción decía:


“¿Para qué has venido a la tierra? ¿Lo recuerdas?

¿Porqué has nacido? ¿Porqué has venido?

Para amar, servir y recordar

Te dejo un abrazo de Líder

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