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Es de adentro hacia afuera



Está semana una persona me preguntó ¿cuál es el camino del liderazgo con el que titulas las newsletters en Linkedin? Esa pregunta despertó en mí la intención de profundizar en este concepto, para quienes estén interesados en entender con más detalle lo que significa este camino y por qué lo considero tan relevante.

El camino al liderazgo tiene un punto de partida esencial: elegirlo, porque el liderazgo no es algo que simplemente sucede, ni una posición jerárquica o un título. Es una elección consciente. Ser CEO, dueño de empresa, gerente o cualquier cargo de responsabilidad jerárquica implica, en la mayoría de los casos, cumplir con objetivos y alcanzar resultados. Por lo tanto, su foco está puesto únicamente en lograrlos, pero muchas veces ese enfoque exclusivo hace que se olvide de las personas. En este contexto, quienes solo se enfocan en el logro de resultados pueden llegar a tratar a las personas como simples recursos, cosa muy común en el ámbito corporativo, donde términos como "recursos humanos" reflejan que las personas son vistas como herramientas para alcanzar metas específicas.

En cambio el liderazgo consiste en lograr resultados con las personas y no a pesar de ellas. Es decir, en lugar de gestionar a las personas como piezas de un sistema, un líder se pone al servicio de su equipo. Se trata de crear un entorno donde las personas puedan dar lo mejor de sí mismas, colaborar y alcanzar metas que sean beneficiosas para todos. Aquí radica la diferencia fundamental: mientras que un jefe utiliza a las personas para alcanzar un fin, un líder trabaja junto a las personas para que, juntos, logren resultados excepcionales.

Por ello, el camino del liderazgo comienza con una elección. Llegado a este punto, muchas de las personas que asisten a los cursos que imparto o en las sesiones de coaching me preguntan: ¿qué tengo que hacer para ser un líder? Mi respuesta es siempre la misma: no se trata de lo que tienes que hacer, sino de quién debes ser. 

El liderazgo no es algo externo que se pueda construir desde afuera hacia adentro. No se trata de acumular habilidades técnicas o estrategias, aunque estas son importantes en su momento. El liderazgo es, antes que nada, un proceso interno que se refleja en las acciones y decisiones externas. Es un camino que comienza desde el interior, desde la conciencia de quién eres y quién necesitas llegar a ser.

Para empezar este proceso, es fundamental desarrollar actitudes que sean el cimiento de tu liderazgo. Entre las más importantes están la integridad, la humildad, el coraje y la paciencia. Sin estas cualidades, simplemente no hay liderazgo. Reflexiona: ¿existe algún arrogante que sea líder o existen jefes y CEOs arrogantes? ¿Existe algún líder que sea impaciente y quiera todo para ya o son CEOs y jefes los que quieren todo para ya? ¿Existe algún líder que prometa cosas y después no cumpla o existen CEOs y jefes que prometen cosas y después no las cumplen? Es poco probable. Sin embargo, es común encontrar jefes o directivos con estas características. La razón es clara: el liderazgo no lo otorga un título ni una posición jerárquica; lo otorgan las personas que confían en ti y que reconocen en ti a un verdadero líder.

Una vez que has trabajado en tu interior y has desarrollado estas actitudes fundamentales, llega el momento de enfocarte en las habilidades que necesitas para liderar. Entre las más relevantes se encuentran la escucha activa, la gestión de las emociones, la responsabilidad personal y la disciplina.  Estas habilidades son las que te permitirán enfrentar los desafíos cotidianos del liderazgo, como tener conversaciones difíciles, coordinar esfuerzos y resolver conflictos. Además, son esenciales para construir un entorno donde prime la colaboración y la confianza mutua.

Es importante destacar que no existen atajos en este camino. Muchas personas quieren empezar desde el final, desarrollando habilidades externas antes de trabajar en su interior. Pero este enfoque está destinado al fracaso. Lo que proyectas hacia el exterior siempre será un reflejo de quién eres en tu interior. Por eso, el liderazgo no se construye de afuera hacia adentro, sino al revés.

Si realmente quieres ser un líder, elígelo y comprométete con el proceso. Comienza por reflexionar sobre quién necesitas ser, trabaja en desarrollar las actitudes fundamentales y, a partir de ahí, enfócate en construir las habilidades que te permitan liderar con eficacia. No será un camino fácil ni rápido, pero será profundamente transformador, tanto para ti como para quienes te rodean.

Recuerda: el liderazgo es un viaje que comienza desde adentro y se manifiesta en todo lo que haces. Si eliges transitarlo, estarás eligiendo no solo lograr resultados, sino también inspirar, guiar y transformar a las personas que confían en ti. Ese es el verdadero poder del liderazgo.

 

 
 
 

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